Published: August 26, 2006
La noche avanzaba en Buenos Aires, y con ella, mi corazón latía cada vez más rápido al pensar en lo que estaba por venir. Tras más de 11 años de espera, finalmente iba a ser testigo de Fear Factory, una banda que ha dejado una huella indeleble en la escena del metal industrial. Aunque Dino Cazares, el emblemático guitarrista, ya no formaba parte del grupo, la expectativa era inmensa.
Llegamos al Estadio Pepsi Music, el antiguo Estadio Obras, alrededor de las 9 pm, con el corazón lleno de anticipación. A pesar de no haber llegado a tiempo para ver a Blood Parade, tuvimos la oportunidad de disfrutar de Mastifal, una banda que demostró cómo se debe hacer metal: con fuerza, técnica y una energía arrolladora. Pork, por su parte, ofreció un sonido que combinaba la brutalidad de Pantera con la oscuridad de Alice In Chains y la complejidad de Tool, dejando claro que la escena local tiene propuestas frescas y sólidas.
El tiempo continuaba su marcha, y finalmente, el momento tan esperado llegó. Fear Factory subió al escenario con "540,000 Degrees Fahrenheit", un tema de su álbum Transgression. Aunque el disco no trajo grandes innovaciones, la banda demostró por qué se ha ganado un lugar en la historia del metal. Christian Olde Wolbers, quien reemplazó a Dino en la guitarra, y Byron Stroud en el bajo, aportaron un sonido contundente y preciso. Sin embargo, algo faltaba.
Burton C. Bell, el carismático vocalista, ofreció una actuación sólida, aunque en momentos careció de la energía y conexión que muchos esperábamos. Su interacción con el público fue limitada, y el esperado despliegue de energía en escena quedó por debajo de lo que muchos esperábamos. Raymond Herrera, conocido por su destreza en la batería, también se mantuvo al margen, sin ofrecer el solo que muchos habían anticipado. A pesar de ello, su habilidad técnica brilló en cada tema, confirmando su lugar entre los grandes del metal.
El setlist incluyó clásicos como "Self Bias Resistor", "Demanufacture" y "Zero Signal", que sonaron tan potentes como en sus grabaciones originales. Sin embargo, fue "Replica" la canción que desató la euforia en el público, recordándonos los años 90 cuando Fear Factory se dio a conocer en Sudamérica a través de MTV Latino.
A pesar del entusiasmo generado por "Replica", el concierto terminó abruptamente. Sin un bis, sin una despedida calurosa, Fear Factory dejó el escenario de manera casi fría y distante. Muchos en la audiencia se quedaron esperando un cierre más memorable, un adiós que nunca llegó.
En conclusión, aunque fue un privilegio ver a Fear Factory en vivo, el espectáculo dejó un sabor agridulce. Para algunos, fue una noche inolvidable; para otros, una oportunidad perdida de conectar verdaderamente con una banda que, en su apogeo, definió una era del metal. Nos fuimos a casa con una mezcla de emociones, algunos con una camiseta nueva, otros con la sensación de que algo faltó.
Gino Alache